La realidad no está en funciones

• Por Eduardo Sanz, responsable del área de Economía de la fundación Basilio Paraíso

El fracaso de la sesión de investidura sitúa de nuevo en la casilla de salida el proceso para la conformación de un Gobierno. Si bien el Parlamento recién constituido mantiene sus potestades intactas, la correlación de fuerzas políticas parece optar tácticamente por una parálisis del Legislativo, al tiempo que limita las posibilidades de un Ejecutivo en funciones al despacho ordinario de los asuntos públicos.

Entretanto, resulta ampliamente aceptado que la temporada estival sigue arrojando unos datos económicos que no por positivos merecen ser tomados como indefinidamente sostenibles. La política expansiva del Banco Central Europeo –que incide en la mejora de la capacidad de endeudamiento del Estado, y en la existencia de unos tipos de interés y de cambio que propulsan la inversión y las exportaciones–, así como el ahorro en la factura energética derivada del precio del petróleo, parecen a todas luces estímulos transitorios de los que se beneficia la actividad productiva española. Específicamente, cual trasunto de la economía en su conjunto, la pujanza del sector turístico en el tercer trimestre se construye sobre una fuerte estacionalidad que, a su vez, se ve espoleada por una coyuntura internacional que no parece asumible como permanente.

Quizá por ello exista un clamor unánime acerca de la urgencia para la aprobación de reformas que incentiven un cambio de modelo productivo menos dependiente de factores coyunturales, como los antedichos. Un primer paso resultaría la aprobación de unas cuentas públicas para 2017 que acogiesen la priorización de inversiones estratégicas.

Así las cosas, el plazo para la conformación de un Gobierno aún otorga margen de maniobra suficiente antes de expirar. Además, unos hipotéticos comicios navideños podrían reiterar por tercera vez, y a nadie sorprendería, la necesidad de suscribir pactos. La sensación ciudadana de vivir un nuevo déjà vu podría interpretarse en su versión más castiza. Hasta que la necesidad de pactos minimice el número de actores políticos requeridos, vuelva usted mañana. Claro que, en el entretanto, la realidad no está en funciones.