Cisnes grises

• Por Eduardo Sanz. Responsable de Economía de la Fundación Basilio Paraíso 

La Teoría de los sucesos del Cisne Negro, desarrollada hace años por Nassim Nicholas Taleb, explica la ocurrencia de eventos sorpresivos que generan consecuencias con un gran impacto, positivas o negativas. Por su propia naturaleza extraordinaria, este tipo de fenómenos resultan impredecibles.

A contrario, la emergencia de un resultado inesperado, calificado ex ante como escasamente probable, no puede calificarse como un cisne negro. Sería, más bien, siguiendo la propia terminología de Taleb, un cisne grisáceo.

El tránsito por dos investiduras fallidas, con la posibilidad de experimentar una tercera convocatoria electoral, el sentido del referéndum acerca de un hipotético Brexit y la actual negociación por una salida “dura” o “blanda”… resultan ejemplos de disyuntivas con grandes implicaciones económicas en los que el desenlace alcanzado se aleja de la opción que más probable parecía a priori. No obstante, este tipo de ejemplos no describe escenarios impredecibles.

La distinción entre cisnes negros y pájaros grises no es en absoluto baladí, pues la tendencia a calificar un desvío del trazado planificado en cualquier ámbito como cisne negro sirve, en realidad, de excusa para enmascarar fallos en la gestión de los asuntos, ya se refieran estos a cuestiones de índole político, social, económico-empresarial, etc. Con otras palabras, la etiqueta de impredecible es un antídoto con el que poder rehuir la aceptación de un error de cálculo, aceptación que, a su vez, resulta imprescindible para poder enmendar el error.

De ahí que atributos que mejoran la capacidad para sobreponerse a escenarios sorpresivos o poco probables, como la flexibilidad, la capacidad para fijar objetivos a medio plazo y la innovación se encuentren, asimismo, entre las cualidades que ostentan las empresas más competitivas. La calidad de la dirección, como impulsora de los factores antedichos, es la variable crítica que explica el diferencial en el desempeño de empresas comparables. Pero eso ya lo sabíamos, ¿no?