¿Qué es una Empresa de Servicios Energéticos (ESE)?

Son organizaciones que prestan servicios energéticos en las instalaciones de un usuario determinado, cuyo objetivo es el ahorro de energía primaria a través de la implantación de mejoras de la eficiencia energética de las instalaciones o de utilización de fuentes de energía renovable. Entre otras novedades, este nuevo modelo de negocio,  financia sus servicios a partir de los ahorros energéticos obtenidos,  de manera que el cliente consigue optimizar su gestión e instalación energética a medio-largo plazo, mediante  las inversiones obtenidas a través de dichos ahorros.

Actualmente, tienen un amplio desarrollo a nivel internacional – Alemania, Canadá o EE. UU.-, y comienzan a desarrollarse y encontrar su nicho de mercado en nuestro país. El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio está impulsando su implantación  al ver en ellas una gran oportunidad para la reducción del consumo y el alcance de objetivos de ahorro y eficiencia energética.

Su catálogo de servicios es amplio, y se adapta a las necesidades de cada usuario, cubren tanto los servicios más sencillos, como es el control de la temperatura de un edificio, hasta otras medidas más intensivas en tecnología e inversión..

Su producto estrella es la gestión energética integral de una instalación, enfocado a aquellas empresas que deseen externalizar por completo los aspectos energéticos de su negocio para centrarse en su actividad principal. Requiere una serie de etapas que comenzaría por una auditoría energética, seguida del diseño, construcción e instalación del proyecto, explotación, operación y mantenimiento, y finalmente control, medición y verificación de los datos y resultados obtenidos.

Este enfoque de trabajo global permite actuar sobre todas las etapas y procesos de la actividad productiva, por lo que los resultados son más efectivos.

Sus servicios normalmente requieren una inversión económica importante que además debe ser financiada a partir de los ahorros, así que sus clientes tipo, preferiblemente, deben ser instalaciones grandes, con importantes consumos energéticos que permitan la amortización de la inversión. La experiencia de otros países así lo confirma: edificaciones como hospitales, centros comerciales, universidades y colegios, grandes centros empresariales o edificios de oficinas, y el sector industrial, u otras instalaciones de la Administración Pública, como cárceles, cuarteles y residencias.