El Año de las Luces

Cámara de Zaragoza

El Año de las Luces

Por Jorge Villarroya Greschuhna

Presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Zaragoza

(Heraldo de Aragón, 31/12/2024)

Permítanme que me tome una licencia poética y juegue con la luz, como hilo conductor del balance del año que termina y de lo que nos queda por vivir en el futuro más inmediato. 2024, que ya nos deja, ha sido el año en que la Cámara de Comercio de Zaragoza ha recuperado su sede, su faro, tras el incendio de junio de 2023. Gracias al duro trabajo de toda la plantilla de la Cámara y a la generosidad de instituciones y empresas hemos culminado la transformación de nuestra sede. Con la mirada puesta en el futuro, la casa de todas las empresas está siquiera más lista que nunca para contribuir al fortalecimiento del tejido productivo de Zaragoza y, por extensión, al bienestar del conjunto de la ciudadanía aragonesa.

No cabe ninguna duda que el 2024 ha sido un año luminoso para Aragón. Todos los indicadores apuntan a que, finalmente, el crecimiento económico se situará en torno al 3%, un hecho que consolida la posición preferente de Aragón entre las comunidades autónomas con mayor renta per cápita y menor tasa de paro. Además, las empresas exportadoras, en general, han demostrado una buena resiliencia en los mercados exteriores en un año protagonizado por una alta inflación, un bajo crecimiento de nuestros principales socios europeos y con conflictos geoestratégicos abiertos en distintos puntos del mundo.

La situación global, la incertidumbre ante los cambios geoestratégicos que se están produciendo a nuestro alrededor, puede ser un elemento desestabilizador de la buena marcha de la economía aragonesa en el 2025. Sin embargo, ante las potenciales consecuencias negativas del cambio en la política y el comercio exterior, también se producen movimientos más esperanzadores. Aparecen nuevas oportunidades como el reciente acuerdo firmado entre la Unión Europea y Mercosur, que nos abre las puertas a un mercado conjunto de 750 millones de consumidores. Por otro lado, Europa lleva tiempo preparándose para reforzar su industria de defensa, ante la posibilidad de que EEUU deje de apoyar a la Organización del Atlántico Norte. Varias empresas aragonesas y pymes pueden ser proveedoras de una industria emergente que crece en Europa.

A estos buenos resultados macroeconómicos tenemos que sumar el aluvión de anuncios de inversiones que ha anunciado el Gobierno de Aragón, más de 45.000 millones, y que, más allá de su impacto en la economía que iremos viendo con el tiempo, han generado un clima de ilusión entre la sociedad y la clase empresarial. Luces que pueden iluminar sombras: mientras el temor a la crisis del automóvil en Europa se intensifica con la amenaza de los aranceles norteamericanos, en Zaragoza se anuncia la inversión de 4.100 millones realizada por Stellantis y la empresa china CATL para la creación de una fábrica de baterías eléctricas. Además, los últimos datos del aeropuerto de Zaragoza confirman que Aragón se ha convertido un punto clave en las rutas comerciales hacia Europa, ante el conflicto con Oriente Medio, lo que le sitúa como el segundo aeropuerto español en carga.

Estos buenos resultados son precisamente fruto de un esfuerzo colectivo de instituciones, empresarios y trabajadores, que han contribuido a la tradicional paz social de la que gozamos y que no siempre sabemos valorar en su justa medida. Todo ello sumado a nuestra posición logística y al trío de ases agua, viento y territorio, que han determinado que Aragón sea “the place to be” en este 2024.

Con las luces largas

Las fortalezas que ha demostrado nuestra economía el año pasado y que permiten emprender el futuro con moderado optimismo se confirman también para el 2025. Las previsiones menos optimistas auguran un crecimiento superior al 2% para nuestra región.

Sin embargo, desde ya debemos poner las luces largas para visualizar el Aragón del futuro de una forma integral y no dejarnos deslumbrar con los brillos de inversiones millonarias y proyectos tecnológicos, que son una realidad. Pero que, a su vez, deben definir el reto de fortalecer nuestro tejido productivo. Las inversiones y los proyectos anunciados deben servir de aldabonazo para diversificar y ampliar nuestra base productiva. De lo contrario, las sinergias que estas inversiones pueden proyectar iluminarán otros territorios.

Para ello, el clima de colaboración institucional público-privado, en el que las Cámaras juegan un papel destacado, debe erigirse, aún más si cabe, en dinamizador del tejido productivo aragonés.

Personalmente, comparto que los empresarios locales debemos trabajar sobre certezas, avanzar en lo que queda por hacer y poner el esfuerzo en resolver los problemas que nos acechan y que lastran la competitividad de nuestros negocios y reaccionar con resiliencia y profesionalidad ante las incertidumbres externas que no podemos dominar. Cuanto más hagamos nuestros deberes a nivel interno, en mejores condiciones estaremos para afrontar los caprichos que la incertidumbre global arroje sobre nosotros.

En medio de tanta luz existen zonas de sombra en las que tenemos que poner el foco. La productividad es el factor determinante para el crecimiento económico a largo plazo, pero sigue siendo uno de los obstáculos para el crecimiento de nuestro país. A pesar de los buenos datos económicos, la productividad española se sitúa por debajo de la media europea. Según el índice elaborado por el Consejo General de Economistas, Aragón se mantiene como la sexta comunidad más productiva, aunque sólo el País Vasco, Madrid y Navarra alcanzan valores iguales o superiores a la media en la Unión Europea.

Mejorar nuestra productividad no sólo debe ser un objetivo, sino que se convierte en una necesidad urgente para no quedar rezagados en medio de una pugna comercial entre las grandes potencias que son China y EEUU. Pero el mundo está cambiando a pasos agigantados, y nuevos actores -los BRICS, el Sur Global…- ya configuran lo que puede emerger como un nuevo paradigma globalizador.  De ahí la necesidad de incrementar nuestra productividad, pues la mejor vacuna frente al futuro es ser más competitivos.

Una de las causas de la baja productividad en las empresas se debe a la falta de inversión en tiempos de incertidumbre. Esta insuficiente inversión limita la capacidad de las empresas para innovar, actualizarse tecnológicamente y mejorar su productividad, afectando negativamente a su competitividad en los mercados internacionales. Superar este reto nos corresponde a los empresarios.

En Aragón, cuando comienza el nuevo año, vivimos una situación propicia para la inversión, con una inflación a finales del 2024 que ronda el 2,4, sumado a la bajada de los tipos de interés que también ronda el 2 por ciento y que coincide con las previsiones de crecimiento en el 2025, como decía, también superior al 2%. Es el momento de no achantarnos y aprovechar la ventaja competitiva que disfrutamos frente a la de otros países del entorno.

De lo contrario, corremos el peligro que esta complacencia sobre las grandes inversiones y proyectos nos hagan morir de éxito, por no haber atendido a las reformas pendientes que están por resolver. A pesar de las incertidumbres, estamos en un punto de inflexión en el que para invertir y hacer nuestras empresas más productivas y competitivas.

Sin embargo, medidas como la reducción de la jornada laboral tampoco ayudan a mejorar la competitividad de nuestras empresas, sino que, más bien, generan consecuencias indeseadas como el aumento de los costes laborales, desajustes en la organización del trabajo que reflejan, una vez más, la falta de acompasamiento entre las políticas adoptadas por las Administraciones y las necesidades de las empresas. Como empresarios tenemos por delante muchos retos en este nuevo año y uno de ellos es precisamente trasladar a los responsables políticos la inconsistencia entre el debilitamiento del tejido productivo y el Estado de bienestar

De ahí que, en el caso de Aragón, nuestro gran reto para 2025 sea lograr robustecer el tejido productivo al calor de las grandes inversiones dentro de un contexto demográfico complicado. Debemos saber aprovechar las grandes inversiones que se anuncian para hacer crecer nuestro propio entramado empresarial, como decía, diversificándolo y haciéndolo más resiliente.

Tenemos un mercado laboral con un paro estructural que, combinado con el envejecimiento de la población, puede hacer difícil que, a largo plazo, muchas inversiones empresariales descarten Aragón por la falta de profesionales. Debemos ser capaces de trabajar con las Administraciones para diseñar mecanismos ágiles para la contratación de personas de otros países y, aquí, la solidez de los lazos con Hispanoamérica debe ser un puntal sobre el que construir un mercado laboral preparado para el futuro.

Necesitamos un pacto de Estado para el empleo, aunque suene poco realista en el momento político que vivimos, para dar respuesta a la necesidad de perfiles que las empresas piden para seguir creciendo. No podemos permitirnos que la falta de población, más que la eventual falta de demanda, sea el cuello de botella que ahogue el crecimiento empresarial.

Para todo ello, además, la formación para el empleo es una de las claves para cumplir con las expectativas de crecimiento económico y, por otro lado, como solución para absorber a la población de terceros países que llegan a nuestro país en busca de oportunidades. Como adelantaba el estudio sobre inmigración en Aragón publicado por la Fundación Basilio Paraíso, dependiente de la Cámara de Comercio, necesitamos soluciones integrales para situaciones complejas como la actual, como en el caso de la vivienda, que será otro de los retos que debemos abordar en este 2025 y que no puede ser contemplado sin integrarlo dentro de las políticas que directamente inciden en el mercado laboral: sin personas no pueden cubrirse las vacantes, pero quienes pueden venir precisan viviendas.

En conclusión. Los últimos años nos han demostrado la rapidez con la que los acontecimientos pueden hacer cambiar nuestras previsiones, pero precisamente cuando el mundo es tan incierto, buscamos la luz, esa luz es la que desde la Cámara de Comercio de Zaragoza queremos ofrecer a las empresas de Zaragoza, con el deseo de renovar la esperanzada de que en el 2025 seamos capaces de nuevo de batir las previsiones.

 

Última actualización: 27 de diciembre de 2024

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