Cámara de Zaragoza
Exportación: el Kilómetro 0 te lleva lejos
Para exportar hacen falta un producto, un país de destino y un cliente. Eso lo sabe cualquiera. Pero la actividad exportadora tiene muchos más vericuetos: una serie de requisitos legales, operativos y de fiscalidad con los que hay que aprender a manejarse. Así que, tan importante como saber qué vender y dónde, es tener claro de qué forma hacerlo. Sea en la Unión Europea, donde no hay fronteras ni aranceles para personas, servicios o mercancías; y aún más cuando se trata de vender a países de entornos, culturas, costumbres, monedas y ordenamientos legales alejados del nuestro.
El punto de partida hacia la internacionalización está radicado en la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Zaragoza. Y por eso sus convocatorias de iniciación para quienes quieren exportar se llaman precisamente así: Sesión Km. 0. Encuentros que la Cámara celebra de forma periódica y en los que las empresas aprenden paso a paso cómo llevar a cabo una operativa de comercio internacional. Un técnico de la corporación prepara, tras estudiar de forma previa cada caso, un informe individualizado por producto y país. Con esa documentación, en estas sesiones pone al servicio de los interesados el asesoramiento, la experiencia, la información y el apoyo precisos para hacer negocios en mercados exteriores y no perder la vida (o la mercancía) en el intento.
Esta mañana un grupo de empresas provenientes de sectores bien distintos van a participar en una Sesión Km.0. Varios de ellos ya tienen experiencia en internacionalización, pero siguen buscando apoyo y resolviendo dudas. Porque las dificultades surgen donde menos se espera. Luis lo sabe. Su empresa exporta calderas y componentes, un negocio que lo ha llevado a mercados internacionales con éxito. Sin embargo, un día se encontró con que un simple detalle le costaba una cuantiosa multa: “Al cambiar el domicilio social, nos dieron de baja del VIES sin que lo supiéramos; a raíz de una operación posterior, nos sancionaron por no estar dados de alta y no pudimos evitar la multa”, cuenta al grupo reunido esta mañana.
Elena Pellejero, técnico del área de Comercio Internacional de la Cámara, dirige la sesión y apoya el caso con un consejo: “Hay que comprobar siempre que la otra parte con la que hacemos la operación, el cliente, también está inscrito”. Son fórmulas simples para evitar problemas gravosos. “En estas sesiones tratamos de aprender de los errores que cometen las empresas y evitarlos”.
Nomenclatura
Pero, para empezar: ¿Qué es el VIES? Sería una pregunta como tantas otras. “El censo VIES y el censo EORI son como un DNI de la empresa”. Estos conceptos, que Pellejero califica inicialmente de “confusos”, ganan claridad a lo largo de las tres horas siguientes. Las sesiones Km.0 aclaran toda la nomenclatura propia de la exportación: el censo VIES para operaciones intracomunitarias, los requerimientos de IVA y cómo declararlos, el censo EDRI para operaciones fuera de la UE, el código TARIC (diez números que identifican toda mercancía, de cualquier tipo y familia), el modelo 349 para tributar IVA, el documento de transporte por carretera CMR, los INCOTERMS, los DUA o los certificados de origen…
En la sesión también se plantean recursos. Cómo usarlos, dónde darse de alta, de qué forma hacerlo, en qué casos es necesario, qué organismos actúan como referencia ineludible, qué países pueden causar problemas… “Se trata de saber qué bases de datos hay que consultar y cómo interpretarlas”, resume Pellejero. Y lo demás es la experiencia. La de quien imparte la sesión y acumula una amplia casuística que sirve para extraer lecciones o actualizar conocimientos; y la de los participantes, con casos personales que enriquecen el debate y lo amplían.
Así, por ejemplo, se habla de singularidades del sector agroalimentario: “Para los productos de origen animal existen más de 600 modelos de Certificados de Exportación, dependiendo del país y del producto”. O de mercados proteccionistas y barreras de entrada que han de tenerse en cuenta. De casos como el de Nigeria, del que Pedro, otro de los participantes en el encuentro, puede aportar experiencias previas: “Los clientes se fían tan poco de las aduanas nigerianas que prefieren venir ellos hasta aquí a recoger el producto e introducirlo por ‘canales’ que saben seguros”. A veces, aporta Pellejero, ese canal es la frontera de Benin, por donde pasa la mercancía sin someterla a la ‘mordida’ de la corrupción.
Cuando uno se quiere dar cuenta, han aparecido en la sala los INCOTERMS: un catálogo de siglas que rigen las obligaciones de comprador y vendedor en cada operación. “Las condiciones de entrega, la distribución de riesgos, costes y documentos de la mercancía”. Y el DUA y las documentaciones pertinentes. O el Número de Exportador Autorizado, que simplifica todo y está siendo exigido ya por algunos países, como Corea del Sur, a todos los exportadores. Los nombres y requisitos se acumulan, pero la exposición destila nitidez, con comparaciones y ejemplos precisos que desentrañan la maraña legal. Uno tiene la sensación de que podría lanzarse a exportar esa misma tarde. El kilómetro 0 te lleva muy lejos.
Fecha publicación: 17 de noviembre de 2014
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