Cámara de Zaragoza
La necesidad del liderazgo integrado
No voy a contradecir abiertamente maestros clásicos, pero si voy a hacer una seria reflexión sobre la visión que se tiene del liderazgo en general y la que vemos y percibimos desde y para las aulas de formación.
Para servidora, estas ideas clásicas de liderazgo si bien no quedan obsoletas, si se están quedando pequeñas, igual que a mi hija la ropa de cuatro años, se la puedo poner, pero se va notando que en breve no le va a servir.
Y esto es lo que deseo compartir hoy con vosotros, la necesidad de un nuevo liderazgo, que me he permitido bautizar como el liderazgo integrado.
Un liderazgo que afecta tanto al líder como al liderado, con responsabilidades para ambos.
Es decir; TODOS SOMOS LÍDERES, TODOS ASUMIMOS RESPONSABILIDAD.
Antes las empresas funcionaban con un puñado de buenos líderes y se conseguían cosas. Unos cuantos hombres excepcionales tomaban unas cuantas buenas decisiones y se lograban objetivos.
Estimado público, esto nos empieza a quedar muy justito y en breve no nos servirá.
Las empresas de hoy en día necesitan tal cantidad ingente de talento que no les vale con un señor “muy líder” decidiendo, necesitan al 100% de la plantilla haciéndolo bien, brillando como luceros.
¿Cómo conseguimos que las personas brillen?
Disolviendo la armadura corporativa.
Exponemos el concepto a través del punto de vista de un brillante autor, el Sr. Patrick Harpur.
Harpur nos explica cómo surge la armadura ante un acto de un jefe, un padre, un cónyuge con buena o mala intención, pero que interpretamos como “tiranía”.
Sólo es necesario que tengan poder sobre nosotros y que abusen de él, imponiendo recompensas y castigos arbitrarios.
Forma parte de nuestra naturaleza buscar orden y significado para intentar contentar a nuestros jefes prediciendo qué quieren y llevándolo a cabo.
Sin embargo si entendemos que el funcionamiento es arbitrario, sentimos que no podemos contentarlos ni descubrir su plan.
Justo cuando pensamos que estamos haciendo “lo correcto” somos reprendidos; pero también podemos encontrarnos con un elogio, “sin comerlo ni beberlo”.
De esta manera mantenemos un interminable diálogo interno sobre si estamos haciendo o no “lo correcto”.
Este diálogo interior repetitivo nos resta mucha energía y capacidad de trabajo.
Este ruido nos va bloqueando hasta que llega un momento que no sabemos quiénes somos. Es entonces cuando surge la famosa armadura, para protegernos, “supuestamente” de estas sensaciones. Perdiendo identidad, autenticidad e ilusión por lo que hacemos y una calidad de vida enorme, al enfocar nuestra energía en algo que ni nos protege ni nos ayuda a conseguir resultados, por no hablar de disfrutar de lo que hacemos.
Este es el gran y auténtico problema que hay encima de la mesa.
Jefes poco coherentes o que se les interpreta así y colaboradores que no asumen su parte de responsabilidad en este asunto, cayendo en la terrible trampa del victimismo, agujero negro del que es muy difícil salir.
¿Y qué podemos hacer?
- Si somos personas con responsabilidad…
Pues ser líderes de verdad, coherentes-integrados, o por lo menos tratar de… Nos remitimos a Alonso Puig, clásico autor con excelente obra.
- Y por otra, a los que nos toca pedalear, ser conscientes de que podemos librarnos de esta armadura, ser nosotros nuestros propios líderes.
Dejar la referencia exterior, por la nuestra propia. SER LÍDERES INTEGRADOS, que es el tipo de persona que decide coger las riendas de su vida, SER AUTÉNTICO, y por ende vulnerable.
Si bien es muy difícil, casi imposible, ser coherente, sí podemos ser vulnerables.
Si somos líderes vulnerables, es decir, no lo sabemos todo, aceptamos el error propio y ajeno, somos capaces de mostrarnos tal cual somos y de perdonarnos y perdonar, entonces podemos INSPIRAR a nuestros equipos para que también sean vulnerables.
Ser vulnerable no tiene nada que ver con ser débil, tiene que ver con la disposición a volver al punto cero y con ser uno mismo, lo cual hace que las personas y equipos se sientan cómodos, y es entonces cuando empiezan a brillar y a enseñarnos lo que son capaces de hacer.
Las empresas necesitan un 100% de líderes integrados, porque hay necesidad de talento y porque los jefes pueden caer en incoherencias, como seres humanos que son, y no por ello tenemos que en caer en bloqueos que perjudican a todos, y a nosotros en primer lugar.
Artículo de Susana Sancho
Consultora, investigadora y experimentada entrenadora en habilidades.
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Última actualización: 22 de septiembre de 2016
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