Cámara de Zaragoza
Nuevas aportaciones de la psicología empresarial
Las modernas investigaciones realizadas por psicólogos empresariales fluyen constantemente en el devenir empresarial, y cada vez se tienen más en consideración los diferentes aspectos que afectan al ámbito directivo, toma de decisiones, negociaciones internacionales, gestión del cambio, etc.
Un hito importante es la concesión del premio Nobel de economía al psicólogo empresarial Daniel Kahneman, por haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre.
Un par de ejemplos nos pueden servir de guía para valorar la importancia de los fenómenos psicológicos en nuestro día a día:
Al primero lo denominaré “donaciones de órganos” en diferentes países europeos.
No deja de resultar curioso y paradójico que la tasa de donaciones de órganos en Austria se aproxime al 100%, mientras que en su vecina Alemania sea tan solo del 12%. También hay que considerar el caso de Suecia con una tasa de donación del 86%, frente a un 4% en Dinamarca.
Con estos datos uno puede pensar en la gran solidaridad del pueblo austriaco y sueco, frente al individualismo alemanes y daneses. Parece razonable y lógico.
Sin embargo la realidad es diferente… Se trata de un efecto psicológico conocido como “efecto marco” Los países con una alta tasa de donación tienen una forma de exclusión en la que los individuos que no desean donar órganos deben marcar una casilla. A menos que hagan esta simple acción, son considerados donantes voluntarios. Los países con una baja contribución tienen una casilla para ser incluidos entre los donantes: hay que marcar una casilla para serlo. Y eso es todo. Fíjense bien: la más simple predicción de si la gente donará o no sus órganos es la designación de la opción por omisión que será adoptada sin tener que marcar una casilla. ¿No le parece curioso?
El segundo ejemplo fue propuesto por el conocido psicólogo empresarial Amos Tversky, fallecido hace algunos años. Se trata del “problema de la enfermedad asiática”
Imagine que la Unión Europea se está preparando para el brote de una rara enfermedad asiática que se espera acabe con la vida de 600 personas. Se han propuesto dos programas alternativos para combatir esa enfermedad. Suponga que las estimaciones científicas más exactas de las consecuencias de los programas son las siguientes:
– Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.
– Si se adopta el programa B, hay una probabilidad de un tercio de que 600 personas se salven y una
probabilidad de dos tercios de que ninguna de ellas se salve.
Una mayoría sustancial de participantes eligen el programa A: prefieren la opción cierta frente a la incertidumbre.
Los resultados de los programas vienen enmarcados de modo diferente en una segunda versión:
– Si se adopta el programa C, 400 personas morirán.
– Si se adopta el programa D, hay una probabilidad de un tercio de que nadie muera y una probabilidad de dos tercios de que 600 personas mueran.
Observemos detenidamente y comparemos las dos versiones: las consecuencias de los programas A y C son idénticas, lo mismo que las consecuencias de los programas B y D. Pero, en el segundo caso, una gran mayoría elije la incertidumbre establecida por el programa D.
Las distintas elecciones en cada uno de los dos casos se ajustan a la denominada “teoría de las perspectivas psicológicas”, en la cual las elecciones entre incertidumbre y cosas seguras se deciden de manera diferente, dependiendo de si los resultados son buenos o malos. Las personas que deciden tienden a preferir la cosa segura frente a la incertidumbre (sienten aversión al riesgo) cuando los resultados son buenos. Y tienden a rechazar la cosa segura y aceptar la incertidumbre (buscan el riesgo) cuando ambos resultados son negativos.
Ramiro Canal Martínez, Psicólogo experto en Recursos Humanos.
Fuente: Empresa Competitiva
Fecha publicación: 17 de marzo de 2016
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