Por qué escribir bien tiene cada día más importancia

Unos 3.000 mensajes de texto diarios recibe un director de una agencia de comunicación. Me lo contaba el mes pasado. Por supuesto, ni él ni su equipo son capaces de abrirlos todos. ¿Cuáles seleccionan? Lo deciden en función del sujeto que los manda o si el texto del asunto les convence.

¿Te imaginas que abren tu correo y les decepcionas? La primera línea debe contener la esencia del mensaje. Aquí debe quedar claro por qué merece la pena seguir leyendo. El cuerpo del mensaje lo debes pensar bien. No des nada por supuesto, no envíes mails confusos ni complicados, no escribas mensajes cuando estés enfadado. Cuenta lo necesario en poco espacio y de forma atractiva, utiliza frases cortas y resalta lo importante. Notarás la diferencia.

Está claro que ha cambiado la forma de comunicarnos. El tradicional cara a cara ha dejado paso a los textos escritos. Textos que recibimos y enviamos de forma inmediata, que pueden ser muy eficaces pero que, a veces, no redactamos con cuidado. Cuando eso ocurre, mientras pulsas la opción “enviar”, te estás arrepintiendo.

Escribimos mensajes pero también presentaciones personales o de empresa. Cada vez más. Si no eres capaz de esbozar en menos de 17 líneas las claves de tu proyecto, el inversor se irá sin tu tarjeta. Si consigues que te pida algo más deberás sorprenderle gratamente. Y todo eso debes hacerlo por escrito.

Capítulo informes. Además de la información necesaria, requieren organización, estructura, lenguaje adecuado y sin faltas y un toque personal para convertirse en informes infalibles. Se trata de conseguir los objetivos fijados.

Redactar de una u otra forma puede ser la clave para conseguir cerrar una venta, conseguir una inversión o un contrato. Sólo hace falta un poco de entrenamiento. Vayamos por pasos.

Frente al folio en blanco, actitud positiva, información y ordenar ideas. ¿Cómo empezar? Existen muchas fórmulas para captar la atención del lector. Luego debes marcar la diferencia con tus textos. Y eso se puede aprender.

Si quieres saber vender tienes que saber venderte y ambos casos requieren escribir bien. Piénsalo.

Ana Aínsa

Periodista y consultora