Cámara de Zaragoza

Soplan vientos del Este

El mismo día que una delegación del Ayuntamiento de Zaragoza, encabezada por la alcaldesa Chueca y de empresarios locales viajaban hacia el Este, vientos  del Oeste  confirmaban las amenazas de Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones de automóviles, productos farmacéuticos y semiconductores provenientes de Europa.

Parece una mera coincidencia en el tiempo y en el espacio de una realidad que se cierne en el panorama internacional y que, sin embargo, se viene fraguando desde hace tiempo.

Previamente a las elecciones americanas, los analistas económicos ya preveían un escenario negativo para el comercio internacional ante el probable triunfo de Trump. Por otro lado, hacía tiempo que nuestra región trabajaba buscando alternativas en un sector tan estratégico para Aragón como el de la automoción, ante el cambio de paradigma que ha supuesto la transición ecológica en la Unión Europea y sus consecuencias para el sector, que implica la paulatina e inexorable transición hacia el coche eléctrico y que suponía un riesgo de competitividad ante las amenazas de otros fabricantes de Asia, que compiten con coches más económicos.

Entonces, el anuncio en el mes de diciembre de una inversión conjunta de Stellantis y de la compañía china CTL, de 4.100 millones de euros para la creación de una gigafactoría de baterías en Figueruelas, vino a aliviar la incertidumbre de un sector que representa aproximadamente el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) total de la comunidad y emplea de forma directa e indirecta a casi 35.000 personas en el territorio.

A todo ello se ha sumado el anuncio, tras el viaje de la delegación de Zaragoza a China, de una inversión de 120 millones de euros de otra factoría china, TDG, que  planea la creación de 800 puestos de trabajo.

Resulta cómico que hace unos años, lo más cercano a inversiones chinas que conocíamos los aragoneses era el registro del aumento de turistas chinos que visitaban la ciudad, en unos momentos de apertura del país asiático hacia Occidente, atraído por los destinos de interior.

La llegada masiva de inversiones chinas a Aragón marca sin duda un hito económico para la región, situándola en el epicentro de una compleja dinámica geopolítica y comercial global. Aragón se posiciona como un polo de atracción para el capital chino en Europa.

Para Zaragoza y Aragón, estas inversiones chinas representan una gran oportunidad para diversificar su economía y consolidarse como un centro de innovación tecnológica. La creación de miles de empleos y el impulso a sectores de alto valor añadido podrían transformar el tejido productivo de la región. No obstante, esta dependencia del capital chino también conlleva riesgos geopolíticos que no deben subestimarse.

 

Beneficios y riesgos

Este auge de inversiones se produce en un contexto internacional turbulento. La nueva administración Trump en Estados Unidos amenaza con imponer aranceles «recíprocos» a la Unión Europea, lo que podría desencadenar una guerra comercial de proporciones significativas. Esta política proteccionista de Trump no solo afectaría a las exportaciones europeas, sino que también podría alterar las cadenas de suministro globales y las decisiones de inversión de las empresas multinacionales.

Es cierto, que, aún está por ver si estas actitudes del mandatario norteamericano son realmente una amenaza o una posición de fuerza ante una negociación comercial con Europa, que veremos cómo se desarrolla.

Desde una perspectiva geopolítica, la creciente presencia china en Aragón refleja la estrategia de Pekín de expandir su influencia económica en Europa. Esto podría generar tensiones con Estados Unidos, que ve con recelo el avance chino en sectores estratégicos como la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. La posición de Aragón como receptor de estas inversiones lo sitúa en medio de la rivalidad entre las dos superpotencias.

Tiendo a pensar que, en este nuevo orden internacional, se están marcando los círculos de influencia entorno a dos potencias mundiales, China y EEUU y en la que la Unión Europea necesita reconsiderar su área de poder.

La amenaza de Trump de imponer aranceles a Europa añade un nivel adicional de incertidumbre. Si bien España podría ser uno de los países menos afectados directamente por una guerra comercial entre EE. UU. y la UE, el impacto indirecto en la economía global podría ser significativo. Esto podría llevar a las empresas chinas a redoblar sus esfuerzos para establecer bases de producción en Europa, beneficiando potencialmente a regiones como Aragón.

Las inversiones chinas ofrecen un impulso económico sin precedentes, pero también exponen a la región a los vaivenes de la política internacional. La clave para Aragón será mantener un equilibrio delicado, aprovechando las oportunidades de inversión mientras diversifica sus fuentes de capital y fortalece sus vínculos con otros socios europeos. Solo así podrá navegar con éxito las turbulentas aguas de la economía global en los próximos años.

En medio de este cambio de orden internacional, China puede ser una oportunidad, pero no puede ser la solución. Debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen otros mercados, como el de América de Sur y buscar otros aliados, más alineados con nuestros intereses y cultura comercial, como Japón, Canadá o Sudáfrica.

En definitiva, es deseable que las nuevas inversiones estimulen la diversificación de la economía, pero no debemos perder de vista que deben contribuir al logro de la autonomía estratégica de la Unión Europea.

 

 

Fecha publicación: 26 de febrero de 2025

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