1. ¿Qué es el ruido?
No existe una definición concreta de la palabra ruido, a pesar de ser el contaminante que más frecuentemente producen las actividades humanas.
El Ruido se considera esencialmente cualquier sonido innecesario e indeseable y es por ello que puede deducirse que se trata de un riesgo laboral nada nuevo que ha sido observado desde hace siglos.
Podemos definir el ruido como un sonido que produce una sensación desagradable en quién lo escucha. Evidentemente, esta definición está muy ligada a la subjetividad.
El sonido es una vibración del medio, una onda mecánica que se genera y propaga a través del aire, de los líquidos y de los sólidos.
Físicamente no es posible fijar un límite neto entre sonido y ruido porque intervienen factores psicológicos dependientes del ambiente y del modo de producirse la manifestación sonora.
2. ¿Qué efectos provoca el ruido?
Desde un punto de vista legal, los efectos nocivos del ruido comienzan por encima de los 85 decibelios. A partir de este nivel se aplica en el mundo laboral la legislación referente a medidas tendentes más a la protección ante el ruido que a eliminarlo. Cuando se superan los 80 decibelios y la exposición se prolonga durante años, como sucede en algunas empresas, el oído se va dañando de forma casi imperceptible, para terminar padeciendo una sordera cada vez más acusada a las frecuencias agudas y a las frecuencias conversacionales. Se trata de un proceso que conduce irreversiblemente a la pérdida de la audición, ya que no existe tratamiento.
Hay efectos negativos sobre la salud en general (hipertensión arterial, mayor incidencia de accidentes cardiovasculares, alteraciones digestivas, alteraciones hormonales, alteraciones de la voz, estrés, alteraciones del crecimiento en los niños), sobre la salud auditiva (hipoacusia, socioacusia, profesoacusia, trauma acústico, acúfenos) y sobre las actividades humanas (pérdida de inteligibilidad por enmascaramiento, dificultades para la comunicación oral, trastornos del aprendizaje, pérdida de la concentración).
3. ¿Cómo se mide el ruido?
Para la evaluación del ruido en los ambientes de trabajo es necesario registrar al menos las variables de intensidad o el nivel de presión sonora y los tiempos de exposición de los trabajadores.
La reglamentación española especifica las características que deben cumplir los aparatos de medición, los cuales deben estar calibrados convenientemente mediante un patrón de referencia.
Existen numerosos indicadores para evaluar el ruido percibido por un receptor en un sitio concreto. El más utilizado es el Nivel de presión sonora equivalente (Leq), que expresa la media de la energía sonora percibida por un individuo en un intervalo de tiempo. Representa el nivel de presión que habría sido producido por un ruido constante con la misma energía que el ruido realmente percibido, durante el mismo intervalo de tiempo. Este nivel se expresa en decibelios (dB) y debe ir acompañado siempre del periodo de tiempo al que se refiere.
El nivel de presión sonora equivalente es un índice complejo y no corresponde a una simple media aritmética de los niveles sonoros instantáneos, sino que realiza la suma de la energía acústica recibida durante el periodo de observación y relaciona esta suma con el intervalo de tiempo. El Leq extendido a largos periodos de tiempo es el indicador más pertinente y el mejor correlacionado con las respuestas de la población.
4. ¿Qué es un mapa de ruido?
Los mapas de ruido son elementos utilizados para conocer el ambiente sonoro de un entorno y sus causas. Aunque podría pensarse que quedan limitados en el tiempo, pues reflejan la situación o realidad acústica en un momento determinado, lo cierto es que dependiendo de la metodología a emplear, la información que se extrae de este tipo de estudios puede tener una gran utilidad.
Para determinar fuentes de ruido especialmente significativas dentro de un recinto industrial es necesario realizar un mapa de ruidos del área de trabajo. Para ello, se suele dividir dicho área en zonas pequeñas correspondientes a los vértices de un cuadriculado que se superpone sobre un plano de planta del área a estudiar, realizándose medidas del ruido, con sonómetros, en cada uno de los puntos así determinados. A continuación, se agrupan los niveles de ruido obtenidos en categorías, por ejemplo con intervalos de 5 dB, y se llevan sobre el plano. De esta manera se obtienen áreas de niveles iguales de ruido (ó líneas iso-ruido) que permiten localizar fácilmente cuales son las fuentes de ruido más significativas, sobre las que debe actuarse de forma prioritaria.
Estos mapas de ruido también pueden realizarse en el exterior de las instalaciones y además sirven para prever los resultados que se pueden obtener mediante la instalación de algún procedimiento de atenuación, como, por ejemplo, una pantalla acústica.
Hoy día, la Unión Europea recomienda de manera expresa la realización y actualización de Mapas de Ruido como base de partida para la realización de Directivas encaminadas a fijar límites recomendados a los niveles sonoros ambientales.
5. ¿Cuales son las medidas de control utilizadas en la industria?
Cuando se plantea una acción de control de ruido en una instalación industrial, las medidas correctoras pueden aplicarse por tres vías:
Acción sobre la fuente sonora: es el método más directo para reducir el ruido, pero también es el más difícil de aplicar.Las soluciones generales de control en la fuente consisten, entre otras, en reducir las fuerzas de impactos o de fricción, incrementar el amortiguamiento, reducir las vibraciones. Otras posibles acciones, menos complicadas, comprenden el desplazamiento y/o reemplazamiento de la fuente sonora por otra menos ruidosa.
Acción sobre el medio de propagación: es la solución más práctica y la más empleada, independientemente de que además se realicen acciones sobre la fuente o sobre el receptor. Suelen utilizarse barreras acústicas.Éstas interponen un obstáculo sólido entre el foco emisor y el receptor, de tal modo que la energía acústica incidente sobre el obstáculo es en parte disipada o encaminada en otras direcciones, por lo que la energía que alcanza la zona del receptor es inferior a la que lo haría si no estuviera el obstáculo.
Acción sobre el receptor: estas acciones de protección personal incluyen el uso de protectores auditivos, la rotación de puestos de trabajo o un horario restrictivo.