Afganistán. Un desafío para el Ejército de Tierra

EL CONFERENCIANTE

El General de Brigada de Infantería Javier Mur Lalaguna, actual Jefe de la Brigada Aragón I en Zaragoza, acumula más de 35 años de servicio en el Ejército de Tierra donde ha alternado destinos de mando y de Estado Mayor. Entre los primeros destaca el mando en Unidades de Cazadores de Montaña en Pamplona, Jaca (Huesca) y San Clemente de Sasebas (Gerona), incluyendo como último destino relevante el mando del Regimiento de Infantería Arapiles 62 en Cataluña entre 2015 y 2017. A su vez ha trabajado en destinos en Estados Mayores de Brigada en Jaca (Huesca), División (Cuartel General de Fuerzas Ligeras en Madrid, en el Mando de Personal y en el Estado Mayor del Ejército (División de Operaciones) también en Madrid.

Ha participado en cuatro misiones en el exterior, dos de ellas en Afganistán. La última, en 2015, fue nombrado 2º Jefe de un equipo multinacional de asesoramiento militar al Ejército Nacional Afgano en la provincia de Herat al Oeste del país.

Además de diversas titulaciones militares (Carros de Combate, Tropas de Montaña, Estado Mayor) ha realizado diversos cursos de ámbito civil tales como Gestión de Crisis, Derecho Internacional Humanitario o Especialización en Mediterráneo y Oriente Medio (UNED).

LA CONFERENCIA

La conferencia explora en los antecedentes de la participación española en Afganistán, sus diferentes fases, la aportación del Ejército de Tierra a esta operación y los retos a los que ha tenido que enfrentarse. Desde 2003 más de 17.000 militares españoles han participado en operaciones en Afganistán, en lo que ha significado el mayor desafío para las Fuerzas Armadas españolas, que en este año 2019 cumplen 30 años de contribución de operaciones en el exterior.  Tras los atentados del 11 de septiembre el Consejo Atlántico invocó por primera vez en la historia de la OTAN el Artículo 5 del Tratado, para dar una respuesta solidaria de todos los aliados al ataque terrorista y, de manera simultánea, la ONU aprobó la resolución 1378/2001 para prestar asistencia a la población afgana. España, como miembro activo de las organizaciones de seguridad y defensa, se sumó a la operación “Libertad Duradera” y, posteriormente, a la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (“International Security Assistence Force” o ISAF en su acrónimo inglés) bajo mando de la OTAN, desplegando inicialmente en la capital Kabul y, desde 2008, en las provincias orientales de Badghis y Herat.

Para el Ejército de Tierra esta operación ha supuesto un enorme esfuerzo, al tener que afrontar retos importantes. La proyección de unidades, materiales y equipos a un escenario lejano, el sostenimiento de sus unidades en un país carente de infraestructuras básicas obligaron a un planeamiento logístico detallado y a una ejecución costosa y difícil. En el terreno táctico, las unidades terrestres tuvieron que afrontar la lucha contra los grupos talibanes adaptando sus tácticas y procedimientos en misiones contra la insurgencia, en un entorno hostil y con la amenaza de los artefactos explosivos improvisados siempre presente. En estas tareas se incorporaron nuevos sistemas de armas que dieron un impulso a la modernización de las Fuerzas Armadas como el vehículo blindado Lince, el sistema de limpieza de rutas Husky o los medios aéreos no tripulados como el UAV Raven. Asimismo, la cooperación con las fuerzas armadas afganas supuso también un reto esencial, donde los militares españoles tuvieron que trabajar codo con codo con militares y policías afganos, tan alejados culturalmente de nosotros. En definitiva, un desafío en el que el Ejército de Tierra demostró su valía y capacidad de sacrificio, como lo atestiguan todos los caídos en esas tierras tan alejadas de España.